12/08/2021
Caterin Barón
Las pesadillas y el reflejo de los sueños danzan en Colombia
y el insomnio habita cada hogar.
El asesinato y la represión han salido de los libros de terror por
las historias de dictadura de América Latina.
La muerte viste uniformada con armaduras verdes y negras,
así como de elegantes vestidos y collares llenos de calaveras,
ya no solo está en el campo y en la selva,
ahora se encuentra en la calle junto a los manifestantes.
Se refugia en las zonas y estaciones de transporte de Bogotá y Cali,
desde allí opera su sistema de tortura,
se alimenta de la represión que le es vendida
con éxito en grandes almacenes.
El miedo y la desaparición viajan por el Cauca,
mientras los gritos retumban,
Colombia se tiñe de sangre y la lluvia cae
La noche se encuentra llena de terror y horror
pero Colombia despertó.
Por eso ahora las pesadillas y los sueños danzan en los hogares.
La amnesia fue olvidada y la juventud se vistió de memoria.
Aunque las balas suenan, el pueblo canta al son de la cumbia,
los tambores y la esperanza.
Como respuesta a la gente de bien aquellos vándalos
reparten arte, cultura y reclaman justicia,
gritan y proclaman los nombres de los asesinados y desaparecidos,
aquellos que buscan y esperan,
recordándolos en los corazones, como decía Lucas Villa.
Los sueños y las pesadillas danzan en la calle,
la muerte intenta desaparecer y mutilar la esperanza.
Pero Colombia cuya historia está escrita con balas y sangre
por el puño de la corrupción y desesperanza,
hoy proclama ser escuchada.
El pueblo exige vida, paz, libertad y poder soñar.
Anhela el día donde las y los jóvenes lleguen a viejos.
Colombia, una antigua dama, reclama sus muertos
y pide que su tierra sea sagrada.
La primera línea defiende junto a la minga
las esperanzas y los sueños de un mañana distinto
por la dignidad del pueblo.
Las voces de Colombia no serán calladas,
los libros, universidades y canciones
contarán la verdadera historia,
para no repetirla ni olvidarla.
Colombia resistirá aunque el corazón duela.
Cuando la paz sea del pueblo,
la libertad una amiga y la justicia una hermana.
Cuando el cóndor vuele sin miedo
y los ríos no lleven muertos, sino vida.
Cuando los niños jueguen sin riesgos.
Cuando la luna baile con la cumbia
y en Colombia no falte nadie.
Cuando el corazón de los asesinados lata
y la memoria sea el vestido de esta antigua dama.
Cuando la vida sea digna
y las calles estén llenas de tranquilidad, libertad y felicidad.
Ese día las pesadillas se irán
la noche dejará de estar llena de miedo y represión,
entonces volverá a ser de Colombia.
El alma sanará
Colombia vivirá sin miedo y sin maldad.
El alma no dolerá y la indiferencia no existirá.